lunes, 17 de diciembre de 2012

La teoría de la correlación de Orión





La Correlación de Orión es una conjetura formulada por Robert Bauval y Adrian Gilbert a mediados de los años 90, en su libro The Orion Mystery, Unlocking the Secrets of the Pyramids (El Misterio de Orión, descubriendo los secretos de las pirámides). Estos autores afirman que las pirámides de Guiza representan la imagen del cinturón de Orión en la superficie terrestre basándose en los supuestos conocimientos de los autores de la astronomía egipcia aplicados al diseño y emplazamiento de las pirámides, considerando estas construcciones como enormes tumbas orientadas hacia las estrellas (dioses) para un mejor paso de los faraones a una vida después de la muerte, de acuerdo a la religión del Antiguo Egipto. Sólo los autodenominados investigadores heterodoxos han aceptado esta teoría.

Esquema estelar de la constelación de Orión (Osiris). Puede observarse el Cinturón de Orión orientado con sus estrellas extremas hacia Sirio (Isis-Sothis) y Aldebarán.


Crítica:

Según los críticos de esta teoría, esto no es más que un asunto sin importancia o casual. Alegan que la configuración estelar de la constelación de Orión es de origen mesopotámico, y sólo fue conocida en Egipto miles de años después, durante la dinastía ptolemaica. Sin embargo, es sabido que los egipcios ya agrupaban a estas mismas estrellas, como representación del dios Osiris.


La correlación de Orión:

Las pirámides:
Los autores afirman que lo que esta teoría propone va más allá de ser una simple coincidencia astroarqueológica. Dicen que las tres pirámides de Guiza (pertenecientes a los faraones Keops, Kefrén y Micerinos de la IV Dinastía) están alineadas con gran exactitud, pese a su monumentalidad, con el cinturón de Orión, es decir, forman una imagen de sus estrellas en la tierra. En la actualidad esto no es exacto: las tres estrellas de Orión forman un ángulo que difiere por unos pocos grados con el que forman las pirámides. Pero, si se calculan los cambios precesionales del cinturón de Orión a lo largo de los siglos, se comprueba que hubo un momento en que estas tres estrellas estuvieron alineadas exactamente igual en relación a la Vía Láctea que las pirámides en relación al río Nilo: hacia el 10.500 a. C. Robert Bauval realizó estos cálculos, que muestra en su libro "El misterio de Orión", y especula con la posibilidad de que sea en esta época en la que se concibió el proyecto maestro de las pirámides de Gizeh. Van más allá incluso, planteando que: no sólo estas últimas están dentro de la correlación de Orión, sino que también el resto de pirámides (construidas la mayoría en dinastías posteriores) tienen su imagen en el cielo; estas pirámides son las de Dahshur, Abusir, Zawyet el-Aryan y Abu Roash.


Representación gráfica de las tres pirámides de Guiza según la teoría de la correlación de Orión.


La Gran Esfinge:
Afirman, por otra parte, que hace doce milenios, la Esfinge de Guiza fue construida representando el cielo de esa época y estaba basada en la dirección del punto vernal de la tierra que apuntaba directamente hacia la Constelación de Leo y milenios antes a la de Virgo (representado por la mujer), por lo que la esfinge es nada más y nada menos que mitad león, mitad mujer. Además, argumentan que han encontrado marcas en la Esfinge que muestran una erosión por agua de lluvia. Durante la última glaciación que también data de esa época en la cual el Sahara era un auténtico vergel, donde llovía a menudo hacia el año 10500 a. C.


Crítica:
Los egiptólogos sostienen que la Gran Esfinge fue esculpida en el siglo XXV a. C., formando parte del complejo de la pirámide de Kefrén, y que su rostro puede representar la del propio faraón.
Las configuraciones estelares de la constelación de Leo y Virgo son también de origen mesopotámico, conocidas en Egipto durante la dinastía ptolemaica, miles de años después.

 

El cinturón de Orión y la Egiptología:


Ernest Wallis Budge, en su obra Los dioses de los egipcios, estudia las agrupaciones estelares egipcias de los techos astronómicos del Valle de los Reyes: estaban clasificadas en 36 o 37 grupos llamados decanos (diez días).
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El decano número 36, sȝḥ (sah), que comparte algunas estrellas con la constelación mesopotámica de Orión, está representada por dos barcas, en las que viajan un niño, dos deidades femeninas y una serpiente. Entre ellas solo figuran dos estrellas: supuestamente, las del "cinturón de Orión" mesopotámico.
En ninguna representación conocida aparecen las tres estrellas del "cinturón". Difícilmente podrían alinear sus construcciones con agrupaciones de estrellas que desconocían o no las consideraban relevantes.

Las constelaciones según los antiguos egipcios en la época de Seti I. La «constelación de Orión» les era totalmente desconocida. Fue introducida en Egipto en la época ptolemaica, miles de años después de la construcción de la Gran Pirámide. La imagen muestra la ignorancia de los autores sobre la astronomía egipcia.






 

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